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Los niños viven un periodo de constante crecimiento y desarrollo que representa una clara diferencia frente a la relativa estabilidad de los adultos. Además de los cambios físicos asociados con la maduración, existen importantes cambios sociales, cognitivos y comportamentales que tienen profundas repercusiones para la psicopatología infantil y su tratamiento. 

 

La adolescencia es una época ambigua, a medias entre la infancia y la madurez, en la que se definen tanto nuestro cuerpo como nuestra personalidad. Época cruzada de conflictos, puede ser también la más sugerente de la vida. Todo depende de cómo se afronten las diferentes situaciones que la vida va presentando.

 

Por ello, en el centro abordamos los problemas psicológicos más frecuentes en los niños y adolescentes, así como la manera de hacer frente a los desordenes del comportamiento, las conductas inadecuadas, miedos y fobias durante su desarrollo.

En esta sociedad en la que vivimos, donde el bienestar es el objetivo de la mayoría de las personas, resulta común encontrarse en la etapa adulta de la vida, reflexionando acerca de la forma en la que vivimos y no obteniendo satisfacción en la misma.

 

Nos encontramos con sentimientos, emociones, conflictos y problemas a los que no sabemos hacer frente de manera adecuada, ocasionándonos sentimientos de ansiedad, rabia, tristeza, apatía ...

 

Cuando estas situaciones afectan al desarrollo normal de la persona e interfieren en sus relaciones interpersonales, es aconsejable acudir a la consulta del profesional en busca de consejo y ayuda para descubrir las causas y afrontar la situación.

 

Nuestro objetivo es ayudar a la persona a que aprenda y descubra las estrategias necesarias para la solución de sus problemas de manera satisfactoria, mejorando su bienestar emocional y su satisfacción general con sus circunstancias vitales.

La tercera edad suele describirse como una época de descanso, reflexión y de oportunidades para hacer cosas que quedaron postergadas mientras uno criaba a los hijos y desarrollaba su carrera.

Lamentablemente, el proceso de envejecimiento no es siempre tan idílico.

 

Acontecimientos de la tercera edad como, por ejemplo, los trastornos médicos crónicos y debilitantes, la pérdida de amigos y seres queridos, y la incapacidad para participar en actividades que antes disfrutaba, pueden resultar una carga muy pesada para el bienestar emocional de una persona que está envejeciendo.

 

Estos y otros asuntos suelen dejar emociones negativas como la tristeza, la ansiedad, la soledad y la baja autoestima, que a su vez conducen al aislamiento social y la apatía.

 

Dado el hecho de que no todos nos adaptamos igual, el objetivo del centro es aportar asesoramiento y tratamiento psicológico para dar apoyo a una entrada al ciclo y la correspondiente adaptación positiva a esta nueva etapa.

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